lunes, 17 de octubre de 2011

De Fe y Esperanza Coronada

No es fácil plasmar, el sentimiento que nace en el corazón, en unas palabras escritas, y más cuando, en tan pocas horas, se ha sentido tanto. Finalmente, nuestro simpecao, acompañó a la santísima Virgen de la Esperanza de Alicante CORONADA, en su salida extraordinaria a la concatedral. Rozaba las 10h. cuando los sones de lo que parecía un amanecer del Domingo de Ramos, acariciaba la brisa levantina. El sol recibía a las hermandades, con un fulgor primaveral, y este tiempo atípica de calor e inestabilidad, hacía que en el ambiente se confundiera un extraño aroma a canela turiferaria y a azahar, que timidamente quería nacer para caer a las plantas de la madre. 
La salida, espectacular, los fieles la necesitaban, y pese a que la bajada a la concatedral fue bastante rápida (hablamos de cerca de dos horas) pues se tenía hora de entrada a la misma, los costaleros íbamos disfrutando como niños que descubren por primera vez la luz del sol. La parihuela se inundaba de ese fulgor irrepetible del astro que atravesaba los respiraderos y traía desde los cielos el ánimo para notar que el paso iba solo, no pesaba.  La concatedral y el ayuntamiento memorable, la madre se entregaba a sus fieles alicantinos y a toda la ciudad respectivamente, a partir de ahí la comitiva se deshizo, pues era hasta ahí el protocolo, y entonces, fue cuando la madre se entregó a sus hijos, lentito, disfrutando con canto de las monjitas, con la luz de ese Domingo que iba variando su fulgor para que se reflejara en aquel rostro de cientos de maneras posibles. Su barrio la esperaba con unas ganas enormes, pues iba a recorrer calles por las que nunca había pasado. En torno a las 16:30h. el paso de palio de la Virgen de la Esperanza Coronada de Alicante se posaba nuevamente en la Misericordia con la emoción y la satisfacción de haber realizado algo muy grande. 
El sentimiento de hoy, se puede resumir: Cuando un paso de palio, pasa delante de ti, y lo ves marcharse girando una esquina, en la que poco a poco a va desapareciendo, hasta que al final, el último bordado del manto se marcha, sin saber por que tienes una profunda nostalgia, pero el corazón rebosantes de Fe y de Esperanza.