jueves, 9 de agosto de 2012

De las tribulaciones

Las adversidades, aquello que nos preocupa, momentos de la vida en los que no podemos más, son los que realmente nos acercan a Dios. Esas tribulaciones, son las que deben sacar al verdadero Cristiano que confía en Él sin preguntar por que. Cuando se empieza a caminar al lado de Dios, pensamos que todo va ser bueno pues estamos para servirle, y Él no va a dejar que nos pase nada malo, y es así, no va a dejar que nos pase nada malo, si realmente no tiene que ser así, no olvidemos que Jesús venció muriendo, y lo que para muchos es malo morir, para Él fue su victoria. Una palabra mala, una conversación, una mala cara, un mal momento, una enfermedad, algo que no entendemos no debe apartarnos de Él, pues realmente, si así confiamos en Él, debemos de creer que si pasa, por algo es. San Francisco de Asís nos enseñó a permanecer en los pueblos predicando, mientras nos insulten, descalifiquen, y nos odien, y en el momento todo esto cambie y nos traten bien, marchar del mismo. Los cofrades, y más los del levante, nos enfrentamos a la incomprensión de nosotros mismos, y de los que nos deben de enseñar, primero por no saber todavía en que situación estamos, si, como medio siervos de la iglesia, como media explosión de cultura, media tradición local... esto hace que vivamos en un constante baiben, esta claro que el único lugar corrector es sirviendo a Dios, es por ello, que, solo hay que pensar en eso, no mejorar para... si no mejorar por, por Él. Y hasta que esto no lo entendamos seguiremos en ese lugar, de nada nos sirve rodearnos de lujosas cosas, emprender grandes proyectos.... si no servimos a Dios no seremos nada, no llegaremos a nada y lo peor de todo no estaremos a su lado. Es por ello, que lo mejor, siempre es ser consciente de que, lo que hago sea siempre para Él, y que nada de lo que me pase, o pase alrededor, pasa por que debe ser así, y como desde un tiempo para acá terminaremos hablando de ese gran ejemplo de Almonte, que aprendió, de la rotura de un varal de su Palio, y dio un giro de 180º de fe. Y volvió al camino. Situémonos los cofrades realmente donde tenemos que estar, a su lado.