Para gustos colores, eso está claro, pero lo que si es innegable es que se vive y se siente de diferente manera. Y es que todo lo que lleva implícita la palabra anonimato, es posible que nos acerque un poco más a Dios. Las formas de cargar en los pasos, suele ser algo que una cofradía, a la larga se plantea. El estilo Malagueño, el estilo Granadino, el Sevillano, el Jerezano... para gustos colores, pero en los últimos tiempos están tomando fuerza aquellos que hablan de oscuridad de faldón y de trabajadera que serían los 3 últimos comentados. Cada cual puede hablar por que prefiere uno u otro, pero lo cierto es que se toma más conciencia de lo que se va haciendo, vas más centrado en ese trabajo que se realiza y sobretodo los sentimientos toman un carácter más propio, y se acercan más al amor de Dios. Sinceramente y hablando en experiencia del que escribe no hay color, la trabajadera es entregarte entero a Dios y a su bendita madre, es como marchar descalzo con la mirada puesta solo al frente atabiado de Nazareno, y concentrado en la oración, es imposible que no se llegue a experimentar algo inexplicable que solo tiene como reacción la necesidad de compartirlo con los demás. El paso se mueve de una forma diferente, tiene vida, y como dice la foto que hemos puesto extraída del Blog Cofrade Tirillas con T de Triana, parece que esos corazones que cargan el peso, sean los verdaderos pies de Dios en la tierra. Es curioso ver como a través de las cofradías, a través del Costal, de la trabajadera o del movimiento de un paso, se consigue acercar cada vez más fieles a las iglesias, por lo menos conseguir que se acercan a ella, ahora falta que los que los tienen que recibir aprendan a como recibirlos. Por que para los que se acercan, es como pedirle a un analfabeto que lea la Biblia, el pobre solo verá garabatos en un libro, y si no se presta atención a este que no sabe leer, se le enseña a leer (muy poco a poco y con mucha paciencia), se le muestra interés, se le da paz y ánimo, si todo esto no se hace al final se marchará, con lo que debemos de intentar poner la máxima atención en estos, nuevas ovejas que vienen, en una similitud en este mes Patoreño, e intentar que se sientan lo más agusto posible y mostrarle el inmenso amor del pastor. San Francisco de Asís hablaba de Dios hasta a los animales que, tal vez ni lo entendían, y hasta con este impedimento, muchos se rindieron a Él, pues imaginemos, transmitir esto a los que lo necesitan pero no lo saben.
La fe mueve montañas en trabajaderas de hombres que necesitan a Dios, y que no saben expresarlo de otra manera más que postrando su fuerza a su servicio. No lo olvidemos que los que se acercan a un costal, a una trabajadera, a una corneta, a un traje de nazareno, se acercan a Dios de forma inconsciente.