Ciertamente, si importante en una hermandad es la unión de sus cofrades, bajo el amor de Dios, más importante si cabe es la tránsmisión de esa experiencia y ese sentimiento a las futuras generaciones. De nada sirve estar a la cabeza de una cofradía, trabajando por ella, desviviéndose o simplemente simpatizando con lo que se hace si no lo transmitimos a las generaciones posteriores. Pensar en el futuro es fundamental, adquirir un patrimonio acorde a la hermandad, de primera calidad, y sobretodo algo propio de la cofradía, que el día de mañana tenga un reconocido valor y dejarle a los que vienen destrás una senda marcada por la que puedan seguir caminando. Es duro comenzar pues es como empezar en medio de una selva, como aquellos misioneros que se adentraban en la espesura de una desolada jungla, hay que ir marcando el camino, edificar el poblado y hacer Iglesia, al principio todos desconfían de lo nuevo, pero finalmente el amor a Dios prevalecerá, y cuanto más dificil sea el camino, cuanto más tortuoso sea, mayor recompensa se obtendrá. Todo esto no tendría trascendencia si lo único que hacemos es estancarnos en el momento que nos ha tocado vivir y trabajar en pos de un día a día, sin pensar en el mañana, por ello, hay que infundir la pasión que muchos sentimos por la semana santa a los más pequeños, sean de las propias hermandades o no, la cuestión es que ese sentimiento sea cada vez mayor, en los más pequeños.
En esas líneas nuestra hermandad lo intenta, este año los más peques ofrendaron la corona de la Virgen de la Esperanza en unas pequeñas andas de madera que nuestro Hermano Mayor realizó para la ocasión, además de actividades y demás acciones para intentar transmitir este sentimiento, un detalle también de este año fue cambiar la posición de los más pequeños, atabiados con el traje de nazareno de la hermandad, de la delantera del cortejo procesional a ser los que lo cierran, junto a la Virgen, para que vayan absorviendo cada gota de fe, de emoción, de tradición y de amor que emanaba del paso de palio y de los ojos de la bendita madre. Y es que los niños de hoy son el futuro de cualquier cosa de mañana.
Por último y para disfrute de nuestros lectores, os dejo un video de un pequeño niño de 2 o3 años, cofrade de la Esperanza de Alicante y que sin duda su alma ya está empapada de un gran sentimiento, ahora falta que crezca a la vez que el va creciendo.