Nuestro pais ya descansa en esa bendita resaca de fe que ha vivido en esta última semana la capital de España, y que sin duda ha emocionado tanto a los que estabamos allí como a los que no han podido ir. España ha demostrado su fe, su amor a Dios, la fuerza que tienen las cofradías y la semana santa, y las ganas de todos los jóvenes por demostrar que son Cristianos. Aun que las notas discordantes por parte de unos pocos han molestado más que afectado, y aunque ciertos medios de comunicación han olvidado el concepto objetividad, dudando que alguna vez lo tuvieran, lo cierto es que nadie podrá decir que los jóvenes católicos no hemos dado un buenísimo ejemplo, y es que, sin duda la religión Cristiana sale reforzadísima de este encuentro y sin duda han nacido nuevas voces que llevarán la palabra de Dios a cada rincón de sus pueblos, ciudades y naciones.
Los comentarios en cuanto a la procesión son muy variados, desde los que hablan de que se les dió poca importancia a las mismas pese al costoso trabajo del traslado a la capital de España, hasta los que hablan de un verdadero baño de multitudes en plena calle de Alcalá y algo que no se olvidará nunca. La gran diversidad de formas y estilos plásticos que han marcado dicha procesión marcaron el evento y sin duda las cofradías que más emoción y más fervor levantaron fueron aquellas que portaban costaleros, y es que la plasticidad de la forma, se pudo contemplar a lo largo de todo el día como si de un museo se tratase, pero con la llegada de la noche llegaba el momento de la expresión de la fe, y en eso destacaron de gran manera las cofradías que más pasos pusieron en las calles madrileñas, las del propio madrid y las de Andalucían que juntas copaban casi 50% de las obras de arte religiosas de dicha procesión y que los presentes esperaban como agua de Mayo entre ellas, la del Cristo de Mena, y Jesús de Medinaceli. Lo cierto es que todas las cofradías que pasearon su belleza por Madrid, han conseguido con creces el fin para el que fueron llevadas, avivar la fe.