jueves, 2 de junio de 2011

El último adiós

Una Iglesia a rebosar daba el último adiós a una gran persona. Tal vez las banderas no se hayna puesto a media hasta, ni su nombre retumbe en los anales de la historia, porque no se recorrió mundo, ella se quedó en "casa" trabajando por su pueblo, por sus cosas, estaba en tantas cosas metida que los ramos de flores y las coronas marcaban un interminable camino. Ella se quedó en su pueblo para trabajar por él, y ayer ese pueblo no tuvo otra que llorarla y despedirla como se merecía. Los comentarios de hoy son que la vida sigue, que hay que tirar para adelante, pero es triste que se haya caido un pilar que sustentaba tantas cosas, y que sin duda era tan grande.
Se puso a la Virgen de la Esperanza en el altar, la que tantas emociones le había traido y por la que tanto había trabajado en el último año, con toda lo que ella colaboró en regalarle. Pero seguró que ya está a su lado allá arriba, hablandole de nosotros, y si aquí en la tierra era la vocal de protocolo y cultos, allá ahora va ser la de Vocal de los cielos, la que nos defienda en las meteduras de patas, la que le hable bien a la madre de Dios, de estos locos que dan palos de ciego y que se pierden tan amenudo, pero cuyo fin es tan noble.
Agradecer por último las palabras de condolencia que han llegado a nuestra hermandad, de otras cofradías, que la conocían, y que sabían como era.  Muchas Gracias.
ESTHER, SIEMPRE EN NUESTROS CORAZONES.