Llevo tiempo queriéndote escribir pero no me salían las palabras, tal vez, por que, cuando ha llegado esta fecha me acuerdo más de ti, y te echo mucho en falta, lo compartimos poco tiempo, pero es lo que tiene esta hermandad, que se vive de una forma tan intensa que es algo fuera de lo normal, esa unión tan grande que llegamos a sentir. Desde hace varios días son muchos los que están ayudando, como tú el año pasado, y más los que nos dan su apoyo y los esperan, pese a las dificultades, el duro trabajo, los ensayos, y los tropiezos que no son muchos y además no se dilatan en el tiempo. Y en el recuerdo y en la memoria siempre estas tú. Yo creo que en cada levantá que este año se haga, vas a estar ahí por que te echamos tanto de menos, que a la gente le da hasta miedo comentarlo. Nos han repetido eso de confiar en Dios, tener fe, y sobretodo tenerte siempre presente, cosas que ya nos las decías tú y que cuando te fuiste se hiceron cuesta arriba. Sabemos que estas con nosotros y el por que sucede lo que sucede, pero ya sabes como somos, trabajadores y más trabajadores, y esa es la única verdad.
Queda solo un día para ese día, en el que si Dios quiere, estarás ahí debajo en tu trabajadera llamándote al corazón de esa buena costalera, que se ha marchado al cielo a los costales benditos de Dios. Ojalá y que pidas permiso y que este Domigo estés con estos jovenes locos, que te quieren tanto y te echan tantísimo de menos a nuestro lado otra vez, codo con codo, bajo la trabajdera, llorando de emoción recitando poemas, y riéndonos por esos Redbulles ocultos, o esos caramelos que se quedan pegados, o esas botellas de agua que salen solas.
Un fuerte abrazo de todos, cuidanos, y no nos dejes, y háblale bien al que está allí arriba de nosotros.
Esther siempre con nosotros.