Siempre, desde el mayor respeto, y tras varias lecturas de diferentes libros os transmito lo que hoy me nace del corazón. Cierto es, que aún que parece que desde estas líneas se ha insinuado la respuesta en determinadas ocasiones, creo que siempre se puede llegar más allá. ¿Qué es ser cofrade? La respuesta está clara para algunos o muchos, pero en la ejecución es donde fallamos.
Es cierto que muchos somos llamados a las cofradías, por aquello que llamaremos "Accidente de Fe" (entendido este como la acepción primera o segunda de la RAE), es decir, nos deslumbran los sonidos, el arte, la belleza de la semana santa y nos extrae de una vida que vivíamos, y nos introduce a otra, en la que sin saberlo, debemos de cumplir un fin. Pero no podemos o no debemos quedarnos ahí. Nuestra propia conciencia (cofrade) experimenta a lo largo de un determinado espacio de tiempo algo que poco se entiende y donde nos movemos, con desconocimiento.
Este primer acercamiento suele ser de impulso y de necesidad, nos deslumbra lo nuevo, nos atrae lo desconocido y a la vez tan inexplorado. Este momento suele ser el más peligroso, ya que lo material es lo primordial en este y nos puede llegar a embaucar y engañar, nos hace adictos a lo material. Creo que todos conocemos a personas que nos rodean que por muchos años que han pasado aún siguen en este punto de la escalera, impasibles, estancados en un circulo que una y otra vez los lleva hasta el mismo lugar, repiten siempre las mismas experiencias, viven las mismas alegrías y los mismos problemas, y hasta se llegan a dar cuenta de que están en un círculo pero no saben como salir, esto no es otra cosa que estar atado a lo material, a lo que los cofrades llamamos Patrimonio y no ver más allá.
Si se consigue superar este acercamiento, esta llamada primaria, viene la expansión y la búsqueda, la llamaremos "Salto de Conciencia". Dar significado a estar, en primer lugar, integrado dentro de un grupo, en segundo lugar dar significado e identidad a dicha pertenencia. Dos factores son los que priman aquí, la llamada a la Caridad y la llamada a la Fe religiosa. Sea cual sea el inicio, pues solemos empezar en uno, como no se entiende uno sin el otro, pues la Caridad busca una Fe, y la Fe busca a la Caridad, al igual que el primero, ambos dos, para experimentarse y sobretodo para encontrarse, deben de soportar un dilatado espacio de tiempo que en ocasiones no termina, no hay que olvidar que se debe de "entender" todo lo que conllevan ambas dos palabras, y fusionarse todo ello en una entregada palabra: "Amor". Ojo, pues en esta fase se suele caer en aquello de "Debes, tienes, has de, se hace así..." todo eso tiene que ver con imponer, no con amar, y revela que se sigue estancado en un algo Material, más que espiritual, en un que dirán si no se hace, que dirán si no....
Si aún así se consigue superar este segundo peldaño, cosa bastante difícil la verdad, llega, lo que denominaremos como "Estado transitorio", pues es un estado que es probable que se pueda convinar con el siguiente estado. Este tercero no es otro que entrega, sin receso, sin peros, sin nada, simplemente, se cumple aquella frase de "abraza tú cruz y sígueme", la segunda fase ha aniquilado el ego, y en esta tercera necesitamos, "enseñar", desde la humildad extrema, que es vivir profundamente el ser cofrade. No hacen daño las acciones y mucho menos las palabras, Victoria y Humillación tienen el mismo disfraz, se vive tan cerca de Dios que no se impone a los demás como llegar a Él, si no que se les enseña desde un amor extremo, como sentirlo, como experimentarlo, nuestra entrega a los demás es la verdadera explicación y ejemplo.
El cuarto estado es de "culminación", pues nos habla de la propia realización de lo correcto con la ayuda de Dios, grandes místicos de nuestra Fe nos hablan de hechos que superan la razón, como los éxtasis de Santa Teresa, o la milagrosa cesta de Fray Escoba, o las propias palabras de San Francisco de Asís con los animales, cosas que superan la razón la explicación y el entendimiento. A este último lugar pocos son los que han llegado, pero mucho lo que nos han enseñado.
Es una verdadera lástima que, los que hemos sido llamados para llegar a Él, cumplir un destino, cumplir con un fin, nos encabezonemos, nos peleemos, discutamos y hasta nos dejemos de hablar y sobretodo nos intentemos hacer daño unos a otros, por que vivimos aferrados a la primera fase descrita.
Un cofrade no ha sido llamado por Dios para que mueva un palio como nadie ni sea el mejor costalero, o nazareno, ni para que haga los mejores pregones, ni para que vista las mejores imágenes, o sepa de los mejores escultores, ni sepa todo de todo lo material, ni guarde el mayor respecto y silencio en determinados momento... y si no es como yo digo, si no me llamas a mi, si no lo hago yo, si no.... lo hecho todo por la borda, hago oídos sordos a esa llamada y me dejo embaucar por los demonios, por el mal, por mi egoísmo, y simplemente, por que sí.... No te miro, no te hablo, no te nada, y !YO TENGO MÁS RAZÓN QUE NADIE! (Grandísimo error). Los Cofrades, hemos sido llamados Por Dios para un fin, nadie debe exigir a los demás más de lo que dan, pues tú no sabes cual es su fin en esta llamada, nadie debe creerse más sabio que otro o mejor que otro, ni pensar por otro, ni obligar a otro, pues el proyecto de cada uno, está definido y es inalterable.
Y tú, cofrade, ¿sabes cual es el tuyo?, pues si aún no lo sabes, tal vez lo primero que debes hacer es darte cuenta de esto, de, si eres cofrade, ya solo por eso, has sido elegido por Dios, ahora, busca cual es el verdadero fin de esa llamada, experimentala, vívela, transmítela y sobre todo, seintete feliz, pues la mayor alegría de cualquier hombre es acercarnos a Dios a través de una Cruz.