A noche dió inicio el Quinario de Nuestra Madre, la Virgen de la Esperanza, y en las caras de la gente solo había ilusión y fé durante toda la Eucaristía, y muchos ojos que se posaron en ella, para contemplarla, para pedirle por los que están aquí y por los que ya tiene allí arriba en el cielo, a su lado. Agradecemos desde aquí las palabras tan especiales que dedicó Don Juan, el cura que ofició la misa, hacia nuestra hermandad.
Por otro lado y como anunciamos ayer, hoy comentaremos el ensayo del palio, no esconderemos que faltaron unos cuantos costaleros, pero, y para que no me digan nada, comunicaron con anterioridad su ausencia, muchas gracias por ello. En cuanto al ensayo fue una verdadera maravilla, y se distribuyó de la siguiente manera, se hizó una chicotá y se paró, luego dos marchas seguidas, se paró, otras dos, se paró, otras dos, se paró y por último 3 marchas seguidas, en esta última los costaleros aguantaron casi 20 minutos con el paso sobre sus hombros sin bajarlo, y lo mejor de todo es que controlando el movimiento del palio, que ya era impresionante el ver como se movía, incluso desde dentro se sentía de diferente manera, el movimiento se controlaba más, además, de que el video que posteamos en el blog hace unos días fue visto por la gran mayoría, y... parece que surtió efecto eso de empezar a echarle corazón.
Al finalizar el ensayo, se bajó el techo de palio, para su revisión y terminar de coser varios detalles, entre los que cuentan varias sorpresas que mantendremos en secreto hasta su bendición, que por motivos de tiempo, se pospone al día de la Estación de Penitencia. Que tampoco son tantos los días, 26 y descontando.