domingo, 24 de abril de 2011

Del interior

Se intenta disimular, en las prisas de los últimos momentos, la herida abierta de melancolía, eso que a primera vista se cura rápido, pero que cada cual, lleva "su procesión" por dentro. Muchos son los recuerdos que dejan, esas 3 horas, que solo entienden las que la viven de verdad. Cuando el trabajo de todo un año se transforma y se hace palpable, y lo más importante, se exterioriza, se vive y se transmite. Sabemos que a muchos les ha emocionado nuestra forma de sentir la fe, y a otros No. Aceptaremos siempre todas las opiniones, pese a que algunas sean destructivas e hirientes, pues, es cierto, que aquello, de lo que se opina, siempre nace de un sentimiento impulsado, almenos por haberlo visto, imagino, que a partir del Lunes, todo se olvidará, para muchos, pero no para nosotros, porque cuando se encierra la Esperanza, vuelve a nosotros para empezar de nuevo. Para comenzar a modelar el como será la próxima estación de penitencia a base de duro trabajo, actividades, Caridad y demás, y que esto le de sentido, porque no consiste, en mostrar nuestro respeto, o nuestro fervoro a una imágen una vez al año, si no transmitirlo y sentirlo cada día.
 Este año, y como ya es habitual, nuestros capataces han vuelto a entregar un regalo a los Costaleros, los dos primeros años, fueron estampas, con el sentimiento plasmado detrás con un bello poema, donde refugiarse durante el año de espera, esta vez, ha sido un cúmulo de sentimientos, en un Cd, con música y fotos que recogen los Ensayos de los Costaleros, y hasta el retranqueo. 
Momentos, que a más de uno, nos han saltado las lágrimas, algo hermoso, donde, cuando nadie nos vea, cuando el calor aprieta, entre la polvora y los desfiles de moros, o entre el frio y los regalos de Navidad, saquemos del recuerdo, aquello que nos hizo sentir algo tan hermoso, y sin que nadie nos vea, derramar una lágrima que pronto borraremos con un brusco restregón, enviandonos irremediablemente a empujar a que el calendario corra más rápidopara acercar a los que más necesitan, a la Esperanza de Albatera.